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MANIFIESTA

Todavía se huele el olor a agua de azahar…

Todavía se huele el olor a agua de azahar…

Ya es año nuevo, y las salutaciones y despedidas en los negocios, dejan de ser, buen año o felicidades. Ya todo suena a viejo nuevamente, o a ansias de vacaciones o trabajar rutinariamente para los que no somos docentes.

Otra vez me creí que el año nuevo deja atrás las miserias que provocan pocos seres humanos sobre los millones. Hace ayer una semana que el ejercito israelí ataca con furia a la pequeña, heroicamente pequeña franja de gaza. Qué pensaran los artilleros y pilotos que dejan caer los mísiles sobre ese arenoso territorio poblado de casi un millón de personas.

Acá, en América, los millones de pobres, con todo lo  que eso lleva, siguen siendo pobres después del 31 de enero de 2008, en sus pequeñas casas.

Ayer pase por un negocio que vendía cuadros, y pregunte por un cuadro que me gustaba de un tal Romero Britto, era un cuadro pleno de colores, tal vez los colores que no tiene mi vida, me encantó, creo que tenía en una parte un pequeño pollito amarillo el cuadro, y entré y pregunté, la vendedora me dijo, vale, dólares mil cien, solo gracias atine a contestar, sin felicidad de por medio, ya que podría haber cabido, era solo 3 de enero, eso si, la vendedora me dio un folleto del autor, y ahí, caí, el arte pictórico es para una minoría, para las mayorías ese arte, solo se reduce a láminas baratas o afiches con el arte de las películas

Asi vamos entonces, apartando a golpes nuestros dolores. Parece que eso no alcanza a veces. Siento que ya no podemos seguir cruzados de brazos esperando siempre, peticionando siempre, basta, llegó la hora de construir sin pedir, aunque rodeados de mierda, debemos construir lugares que sean dignos de un ser humano, aunque no brillen, aunque sean oscuros.

Me han dicho hace poco que mis ideas son producidas por otros, en otros lugares, que tapan mis sentires, y dije es verdad, que tengo que ver yo con un campesino en gaza que escucha el ulular de los obuses de los tanques, en esa pequeña ciudad heroica, que tengo que ver yo, con el dolor de los africanos, tan lejos de todo, que tengo que ver yo con el dolor de los desplazados estadounidenses, sin casa y sin trabajo, luego del estrepitoso derrumbe del capitalismo financiero, que tengo que ver yo con el dolor de los que el año que viene se quedaran sin trabajo, o de los que ya no tienen nada en las barriadas populares, y el ruido que provoca el hambre en las tripas, deja de ser un ruido privado, y ya se escucha. Pero hay una parte de esas ideas prestadas, que fui juntando a lo largo de mis cuarenta años, que dicen, claras, serenas, que el peor remedio es el refugio en la individualidad, me dicen que soy en el saberse sentido en los dolores de los perdedores, sabiendo que al lado nuestro, siempre don quijote y sancho son mas conocidos que todas las andanzas de buena vida de todos los señores y señoras de sangre azul, para ellos solo la revista hola, para nosotros, la vida que se inventa para ser vivida cada día.

Del folleto del artista britto que me dieron ayer, extraje una frase que le pertenece y la quiero compartir con ustedes:

“EL ARTE ES DEMASIADO IMPORTANTE PARA NO COMPARTIRLO”.

Y ahí, todo quedo claro, el porque para mí, la belleza tiene que ver con las múltiples formas que los millones de pobres hacen de la vida, por eso se que hay arte, cuando una madre en una pequeña casa alquilada, juega con sus hijos, con nada, con dos muñecos, informándole que el mundo, no siempre es el territorio de los hombres vestidos de lobo, pongan el ejemplo que ustedes quieran para saber que hay arte.

Entre el arte y la vida cotidiana, cierro con el recuerdo de doña pety, o feliciana, ella era la cocinera de la escuela 931 Estación ñorquinco en río negro, donde trabajé y tuve el placer enorme de ser su compañero de trabajo, pety vivía en un rancho cerca, ahí nomás de la escuela, y con el tiempo, empecé a ir a su casa a tomar mate y torta fritas. El rancho era muy bajo para mi altura, era muy oscuro, con el piso de tierra apisonada, que ella barría. Vivíamos rodeados de los mas diversos marrones, allá todo era marrón, como sus pieles, no había color, las manos de pety, estaban semi cerradas por la artrosis de lavar durante años, con agua helada, le causaba dolores que nunca expresaba en público, pero había que ver con cuanta hermosura preparaba la comida para todos nosotros, siempre con alegría de vernos comer, siempre siempre la recuerdo, y todavía nunca le he escrito.

A veces cuando el desánimo me llena, me refugio en su recuerdo de belleza oscura, es cómo mi faro apagado, no necesito ver su luz, para saber donde está, me guío en la vida atado por su recuerdo, a veces creo que su ejemplo vital, es el que urde las ideas que por ahí  fui leyendo y diciendo, repitiendo, a veces, siento que hablo de gramsci a partir de ella.

Hacia mayo del 98 pety me anuncia que comienzan las rogaciones por que sea un invierno prodigioso en humedad y agua, para el desierto que crece por allá y que el poco ganado que su marido tiene, pueda alimentarse. A los cuatro día la inmensidad marrón, se lleno de blanco, cayo una nevada contundente, yo nunca había visto nevar, que silencio viene después de la nevada, todavía lo oigo, y cuando me reencontré con pety, me tomó las manos y cómplice me dijo, son las rogaciones, a mi, que no creo en dios, pero si creo en pety.

Che Guevara, decía que la cualidad más linda de un revolucionario en sentir en lo más profundo cualquier injusticia cometida en cualquier lugar del mundo, por eso siento que los obuses  caen acá, cerca nuestro, por eso, creo en que hay que detenerlos y buscar una salida consensuada entre Israel y palestina, por eso creo que no debe haber más pobreza en el mundo, de esa que lacera.

Así vamos decía más arriba, apartando a golpes los dolores. Vamos a construir nuevas oscuridades, de esas que guardan la luz de los ayeres que anuncian nuevos  mañanas, hermosos, donde todos tendremos derecho a todo.

Vale entonces, ahora si,  salud!

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