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MANIFIESTA

breve sobre Violencia

Medios Violentos

Cartón pintado

Es extremadamente complejo intentar pensar el vínculo entre la violencia y la escuela sobre todo si se planea oponer ese pensamiento al que imponen los “medios”. Cabe señalar que el tema de la violencia, y el modo en que tratan el tema los pseudo periodistas, es recurrente no sólo cuándo de su aparición en la escuela se trata. En el Taller de movimientos Sociales en la Argentina (que autoconformamos los maestros del 13º) apareció varias veces el tema y a partir de allí esbocé unas breves ideas.

Me parece necesario partir de una pregunta: ¿Cómo piensa la Violencia la Sociedad? O bien ¿Qué es lo que no se dice, pero está implícito, cuando se acusa a alguien, a algunos, de “violentos”?

Mi respuesta a la primera pregunta –invito a todas y todos a dar la suya propia- es que en realidad la Sociedad no piensa la Violencia, porque la sabe ajena a sí misma. O bien podríamos decir la Sociedad no tiene necesidad de pensar la Violencia porque no le pertenece. Lo que no se dice, lo que está implícito en el discurso del Poder suena más o menos así: “Somos una sociedad, como tal, dentro nuestro no hay Violencia”

La presentación que hace el Poder, y sus sicarios principales los “medios de comunicación”, se proyecta sobre un telón de fondo que representa una sociedad perfecta, sin conflictos, sin problemas y/o con todos los medios necesarios para solucionar los problemas o conflictos que pudieran surgir.

Así el Poder establece su terreno para que la Sociedad piense.

¿Cómo?

Fácilmente: si la Sociedad funciona, si no hay nada mal, no hay necesidad de reclamos. Pero también si emerge algún inconveniente el “ciudadano” tiene a su disposición todos los mecanismos para que el Poder –escondido tras el Gobierno y sus Instituciones- solucione los problemas. Si la Sociedad pone a disposición de los ciudadanos los medios para reclamar y alguien, algunos, no los usan, es evidente que entonces ésos no pertenecen a la Sociedad. No son ciudadanos, son infiltrados, extranjeros, extremistas, antinacionales, etc. etc., y hay que mantenerlos fuera de lo que sea que sea la Sociedad. De esta forma la Sociedad se cierra sobre sí misma y repele a los extraños, a la vez que autoriza toda Violencia sobre lo que no pertenece a ella.

Lo que sucede es que las acciones que el Poder muestra como “violentas” ponen en evidencia una realidad insoportable para la Sociedad, para el ciudadano: que la sociedad, su sociedad, no funciona, que los medios para los reclamos, en general relacionados con el bienestar general, son insuficientes o directamente tramposos.

Y allí, ante esa demostración que da por tierra con el telón de cartón pintado, el Poder necesita un antídoto, y éste es mostrar que los que reclaman usan la violencia ya que no pertenecen a la sociedad, porque si así fuera usarían los medios que están a su disposición como ciudadanos.

Escenario

Es necesario derrumbar el telón de cartón pintado. Develar el escenario. Esto es afirmar que esta Sociedad se funda sobre la Violencia. Y que lo que ella misma afirma como extraño, como ajeno, es solamente una manifestación más de sí misma y que entonces hay que pensarla para no descansar, por ejemplo, en la tranquilidad de que si se “calma” –eufemismo nefasto- a los “violentos” se acaba la Violencia.

La Violencia terminará cuando la sociedad se funde, y se funda, en otros principios, realmente solidarios, colectivos, igualitarios.

Mientras tanto nos resta seguir pensando la violencia.

f.

 

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