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MANIFIESTA

acerca de los medios

Dispositivo-opinión

Opinión. (Del lat. opinĭo, -ōnis). 1. f. Dictamen o juicio que se forma de algo cuestionable.

Dispositivo, va. (Del lat. disposĭtus, dispuesto). 1. adj. Que dispone. 2. m. Mecanismo o artificio dispuesto para producir una acción prevista. 3. m. Organización para acometer una acción.

Opinión

Sucede un hecho. Nos enteramos. Lo contextualizamos con otros hechos, más o menos relacionados. Los pensamos uniéndolos como un todo. Y elaboramos un juicio sobre lo sucedido. Emitimos opinión. Ésta, invariablemente, es subjetiva. Y en ello radica su particularidad y su potencia. Porque un hecho podrá relacionarse con tantos otros como experiencias y sucesos haya atravesado quien va a opinar, y al mismo tiempo esa combinación podrá ser distinta cada vez. La opinión, en tanto subjetiva y múltiple, se valida a sí misma. Según lo que se acaba de exponer, la opinión funciona como un comentario sobre el hecho, un agregado que busca ampliar lo que al hecho en cuestión refiere, de forma tal que permita comprenderlo más profundamente, pero a partir de una proposición activa, es decir, a una especie de invitación a pensar en profundidad el hecho en cuestión. La opinión puede ser un comentario que potencie el pensamiento amplio y crítico sobre alguna cuestión. Como proposición abierta espera, de alguna manera, otras opiniones, a la vez que las fomenta. Y tal vez lo más trascendente de la aparición de una opinión es que bajo ésta subyace una idea y a su vez ésta produce pensamiento.

Dispositivo

Sin embargo en la actualidad la opinión fue convirtiéndose en parte de un dispositivo, extendido en forma masiva. Este dispositivo despliega los diferentes elementos del hecho en cuestión de modo tal de producir un efecto previsto: totaliza algunos aspectos, esconde u omite otros y concluye realizando una afirmación absoluta y categórica. Vamos a llamar a esto dispositivo-opinión. En la dinámica de este dispositivo se genera una situación particular: la afirmación absoluta y categórica parte de sí misma para volver a sí misma, es su propia antecesora. Por lo tanto intenta afirmar una verdad mediante una acción de distracción, que sería el aparente razonamiento que quien efectúa el dispositivo-opinión realiza para dar su “opinión”. Ese juicio pre existe a la “opinión”. Pensado al revés, si alguien emite un juicio, liso y llano, puede quedar invalidado ante otros en tanto subjetivo, por lo tanto se vuelve imperioso, para quien intenta imponer su juicio, evitar la invalidación, el dispositivo que estamos definiendo hace aparecer algo que aparenta un argumento que sostiene el juicio, por lo tanto éste se valida. Sin embargo el argumento suele ser el juicio transfigurado como argumento, por lo tanto no hay secuencia lógica que sostenga el dispositivo-opinión[1] , es un juicio, simple, que pretende validarse en un pensamiento que no contiene.

Opinión ciudadana e imaginario falaz

La extensión de este dispositivo sucede sobre todo en un espectro social que gusta de autoproclamarse “ciudadanía”. Esa categoría, la de “ciudadano/a”, en realidad es impuesta y forma parte de uno de los tantos dispositivos de Poder. La persona que se autodenomina “ciudadano” habla desde un lugar exterior a los hechos, pero superior, y pretende neutralidad, es decir, al emitir juicios categóricos y arbitrarios camuflados de opiniones, como ciudadano está dejando de lado, en su imaginario, aquellas funciones que lo atraviesan como individuo en la sociedad. Quien enjuicia como ciudadano pretende neutralidad al hacer desaparecer su género, edad, oficio, clase social, ideología, etc. Esos juicios, estructurados en el dispositivo descripto, utilizan un elemento primordial para su funcionamiento: la proyección de los mismos sobre una sociedad perfecta. Si se reúnen distintas enunciaciones sobre distintos temas, emitidas como opiniones y estructuradas en el dispositivo descripto, se encuentran dos factores comunes, que se alimentan mutuamente: uno es la indignación ante algún hecho y el otro es la sorpresa ante el mismo. Estos dos factores muestran que quien “opina” desde allí no considera a las condiciones de aparición[2]  de esos hechos las necesarias para esa aparición . Opera una contradicción básica y sin embargo casi invisible, al afirmar que algo sucede pero que no es posible que suceda, aunque sea comprobable efectivamente, se erige un imaginario falaz que oculta la realidad de la coyuntura que produce lo que produce. No es menor en esta construcción imaginaria la construcción cultural que producen los adelantos tecnológicos y el acceso a ellos de cierto sector de la sociedad[3].

Dispositivo- Opinión

Como mencionamos, el dispositivo-opinión esconde un juicio que pretende imponerse camuflado de pensamiento. Ese juicio se construye sobre un supuesto arbitrario y falaz. La importancia de desarticular el dispositivo consiste en desentrañar, y dejar expuesto, el supuesto que lo sostiene para discutirlo en toda su arbitrariedad. Pero también en intentar generar pensamiento allí donde las condiciones culturales impuestas por el Poder no sólo no lo permiten sino que instalan en el espacio del pensamiento elementos que lo suplantan, obturando toda posibilidad de desarmar los entramados que nos aprisionan.

[1] Este procedimiento es típico en los discursos racistas y/o xenófobos: “lo que pasa es que son de la villa, no quieren salir de la villa, porque son villeros de alma” el ser de la villa es el juicio que intenta sostenerse en la comprobación, que supuestamente conoce quien emite el juicio, de que no quieren salir de ese modo de vida porque es más cómodo, y al mismo tiempo el aparente razonamiento en que habría un “alma de villa” un ser ontológico villero (que no habría que confundir con la identidad barrial, que entraría en otro terreno). Sin embargo el “alma del villero” la tiene el que es “villero”, es decir el juicio parte de sí mismo para volver a sí mismo.

[2] Podría sintetizarse esta situación en la frase “cómo puede ser qué suceda tal cosa” , esta frase afirma que eso que sucede no debería suceder porque las condiciones existentes no lo permitirían, cuando en realidad si suceden es, justamente, porque no sólo es posible que suceda sino que es más habitual que lo supuesto. Se esconde detrás de esa frase un imaginario que establece cierta funcionalidad buena de la sociedad que lo contiene. Cabe mencionar el recurso opuesto que entra en otra categorización. Este recurso se sintetiza en la frase “ahora cualquier hace tal cosa”. Montada en la afirmación de la degradación social sostiene proposiciones reaccionarias y represivas. Pero esto excede el tema de este escrito, aunque son dos caras de la misma concepción social.

[3] Otra vez podríamos sintetizar en una frase “cómo si yo tengo este teléfono celular, con acceso a internet, en este automóvil con gps, no puedo acceder a tal lado por este corte de calle”

breve sobre Violencia

Medios Violentos

Cartón pintado

Es extremadamente complejo intentar pensar el vínculo entre la violencia y la escuela sobre todo si se planea oponer ese pensamiento al que imponen los “medios”. Cabe señalar que el tema de la violencia, y el modo en que tratan el tema los pseudo periodistas, es recurrente no sólo cuándo de su aparición en la escuela se trata. En el Taller de movimientos Sociales en la Argentina (que autoconformamos los maestros del 13º) apareció varias veces el tema y a partir de allí esbocé unas breves ideas.

Me parece necesario partir de una pregunta: ¿Cómo piensa la Violencia la Sociedad? O bien ¿Qué es lo que no se dice, pero está implícito, cuando se acusa a alguien, a algunos, de “violentos”?

Mi respuesta a la primera pregunta –invito a todas y todos a dar la suya propia- es que en realidad la Sociedad no piensa la Violencia, porque la sabe ajena a sí misma. O bien podríamos decir la Sociedad no tiene necesidad de pensar la Violencia porque no le pertenece. Lo que no se dice, lo que está implícito en el discurso del Poder suena más o menos así: “Somos una sociedad, como tal, dentro nuestro no hay Violencia”

La presentación que hace el Poder, y sus sicarios principales los “medios de comunicación”, se proyecta sobre un telón de fondo que representa una sociedad perfecta, sin conflictos, sin problemas y/o con todos los medios necesarios para solucionar los problemas o conflictos que pudieran surgir.

Así el Poder establece su terreno para que la Sociedad piense.

¿Cómo?

Fácilmente: si la Sociedad funciona, si no hay nada mal, no hay necesidad de reclamos. Pero también si emerge algún inconveniente el “ciudadano” tiene a su disposición todos los mecanismos para que el Poder –escondido tras el Gobierno y sus Instituciones- solucione los problemas. Si la Sociedad pone a disposición de los ciudadanos los medios para reclamar y alguien, algunos, no los usan, es evidente que entonces ésos no pertenecen a la Sociedad. No son ciudadanos, son infiltrados, extranjeros, extremistas, antinacionales, etc. etc., y hay que mantenerlos fuera de lo que sea que sea la Sociedad. De esta forma la Sociedad se cierra sobre sí misma y repele a los extraños, a la vez que autoriza toda Violencia sobre lo que no pertenece a ella.

Lo que sucede es que las acciones que el Poder muestra como “violentas” ponen en evidencia una realidad insoportable para la Sociedad, para el ciudadano: que la sociedad, su sociedad, no funciona, que los medios para los reclamos, en general relacionados con el bienestar general, son insuficientes o directamente tramposos.

Y allí, ante esa demostración que da por tierra con el telón de cartón pintado, el Poder necesita un antídoto, y éste es mostrar que los que reclaman usan la violencia ya que no pertenecen a la sociedad, porque si así fuera usarían los medios que están a su disposición como ciudadanos.

Escenario

Es necesario derrumbar el telón de cartón pintado. Develar el escenario. Esto es afirmar que esta Sociedad se funda sobre la Violencia. Y que lo que ella misma afirma como extraño, como ajeno, es solamente una manifestación más de sí misma y que entonces hay que pensarla para no descansar, por ejemplo, en la tranquilidad de que si se “calma” –eufemismo nefasto- a los “violentos” se acaba la Violencia.

La Violencia terminará cuando la sociedad se funde, y se funda, en otros principios, realmente solidarios, colectivos, igualitarios.

Mientras tanto nos resta seguir pensando la violencia.

f.

 

El Ministerio de la Verdad

                                                                       “El Ministerio de la Verdad era diferente, hasta un extremo asombroso, de cualquier otro objeto que se presentara a la vista (…) desde donde Winston se hallaba, podían leerse, adheridos sobre su blanca fachada en letras de elegante forma, las tres consignas del Partido:

LA GUERRA ES LA PAZ

LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD

LA IGNORANCIA ES LA FUERZA”

(“1984”, George Orwell)

 

I

La mítica novela “1984” fue escrita por Orwell en 1948, y no es más que el relato del autoritarismo exacerbado al cual habían arribado las repúblicas soviéticas para esa época. Orwell sitúa la historia en un Londres convertido en una ciudad fagocitada por la burocracia estatal, en donde no es posible la libertad.

Sin embargo la lectura de esta novela en nuestro contexto histórico-social devela unas analogías que tal vez el propio Orwell ni imaginó. Por ejemplo que se confunda la libertad de consumir, con la libertad de desarrollar las capacidad de cada persona al máximo, cosa que está negada a gran parte de la sociedad. Aquí y ahora, tampoco es posible la libertad.

Winston, el protagonista de “1984”, trabaja en el Ministerio de la Verdad, su tarea es “corregir” los errores de la Historia. Si los acontecimientos muestran algo distinto a lo que, por ejemplo, el Gran Hermano ha anunciado, el Ministerio de la Verdad se encarga de rastrear cada texto que remita a ello, y lo corrige. Ése es el trabajo de Winston: la falsificación del pasado para que coincida con el presente.

Winston se parece mucho a cualquier periodista de los, mal, llamados medios de comunicación.

II

Nos convendría comenzar a llamarlos medios masivos de engaño o medios de mentira masiva (elijan el que más les guste)

El halo de neutralidad, o independencia (esa extraña idea del “periodismo independiente”), está instalado, y es muy difícil desvanecerlo. Cada vez que surge un reclamo la gran mayoría propone “llamar a los medios”. La falsa neutralidad de éstos hace creer que si alguien tiene una verdad para difundir los medios lo harán y esto ayudará a resolver el problema.

Si los medios no fueran corporaciones, sería posible que esto sucediera. Pero realmente estamos lejos de eso.

Muy probablemente deba a Orwell y a la lectura de “1984” lo que he intentado armar como analogía para intentar desvanecer ese maldito halo. Digo que así como los Estados totalitarios, que abundaron en el s. xx, tenían sus Ministerios de Propaganda las corporaciones económicas globales tienen a los, insisto, mal llamados medios de comunicación.

Es decir los “medios” son al Sistema lo que los ministerios de propaganda eran a los estados totalitarios.

Obviamente cuando uno empieza a hablar en estos términos la mayoría huye o deja de escucharnos. “Sistema” “Totalitarismo” “Capitalismo”, “Corporaciones globales” son palabras que repelen cuando son usadas en la misma frase.

Tal vez porque a muchos les suena a abstracciones que poco tienen que ver con la propia cotidianeidad, y que por esto mismo de alguna manera no llegan a afectarnos.

Pero esta es la gran trampa.

 

 

III

Pero tal vez esta anécdota no sea abstracta.

En la primera jornada del último paro de 48hs una escuela del Distrito Escolar 11º se convoca en una importante esquina de su barrio, Flores sur, chichas, chicos, mamás, papás, maestras y maestros.

La asamblea del DE 11º se juntaba en otra esquina y nos avisan que vayamos para allá. Algunos fuimos. Llegan “medios”. Justo en el momento en que llego yo aparece un canal de la provincia de buenos aires, movil, cámara y notero.

Una compañera, megáfono en mano, lee el volante que están repartiendo, donde, palabras más, palabras menos, se denuncia el estado de su escuela y de las escuelas en general y se reclama el mejoramiento, sobre el final del volante se menciona el problema de la seguridad de chicas y chicos al ir y al volver de la escuela.

El notero le hace una serie de preguntas a la maestra que había leído el volante, que insiste en que la cuestión pasa por la defensa de la escuela pública.

El notero recibe una pregunta desde el “piso” del canal y le pasa el auricular a la maestra, se produce un silencio, y escuchamos a la maestra responder que “si a vos te parece que estamos usando a los chicos te invitamos a que vengas un día a la escuela”, todos los demás aplaudimos.

Así siguió más o menos la nota cuando de repente aparecen una maestra y un maestro diciéndole a su compañera que le reclame al periodista que cambien la placa. ¿Qué había pasado? La esquina en cuestión tiene una pizzería, algunos compañeros entraron y, supongo, pidieron poner en los televisores el canal que los estaba reporteando, cuando, para su asombro e indignación, vieron que la nota tenía una placa que rezaba que el reclamo era por la “inseguridad”. Salieron y se lo contaron a su compañera, ella, en vivo, le reclama que cambien la placa, que está claro que “nuestro reclamo es en defensa de la escuela pública”. Pienso que los que estaban viendo en vivo habrán podido apreciar la trampa y también que en el resto del día se cuidarán, los periodistas, de no cometer semejante error (Una compañera me dice que le manda un mensaje su hermana donde le cuenta que el periodista luego del corte de la nota en la esquina, como si la maestra no le hubiera dicho nada, sigue con su perorata de la inseguridad y el “uso” de los chicos)

Como el Winston de 1984 el “periodista” corrige el presente. Sólo que ya no se trata de falsificar el pasado para hacerlo coincidir con el presente, sino de falsificar el presente para hacerlo coincidir con alguna otra cosa, que seguramente sirve a su corporación. Y a esa coincidencia la llaman “realidad”

IV

El difuso, pero eficiente, Ministerio de la Verdad actual -formado por cada canal de televisión, cada diario, cada radio, cada periodista (sí, ya sé, ustedes dirán que hay excepciones, están en su derecho)- podría agregar una parte más a las consignas del Partido: EL ENGAÑO ES LA VERDAD.

Tal vez no se trate de no usar los “medios”, o no reclamar que hagan lo que deberían hacer: difundir, comunicar, sino de estar alertas, de pensar y re-pensar cómo funcionan, e intentar no quedar atrapados en sus perversas trampas.

V

Pensándolo de otra forma, no deja de ser lamentable que una profesión como la de periodista haya devenido una práctica de engaño masivo, de mentirosos bien pagos.

Mientras esto no cambie habrá que seguir reclamando que dejen de engañar, que dejen de mentir. E inundar lo que haya que inundar con nuestras verdades.

Algún día no les va a quedar más remedio que decirlas.

 

federico mercado

m. curricular DDEE 11º y 13º

Esa maldita costumbre de la Propaganda

A modo de advertencia y agradecimiento

Cierta enunciación y desarrollo de los temas podrían dar la impresión de que el planteo general de este escrito supone que la escuela pública no tiene problemas o que los maestros somos seres irreprochables, o cosa parecida. Nada más lejos de mi intención. El evitar extender el escrito aún más de su longitud presente hace que sólo me haya ocupado de los cuestionamientos que se realizan desde un pensamiento que pretende imponerse como absoluto y objetivo, sin exponer los cuestionamientos que podría hacer a la escuela como institución disciplinaria, que quedarán para otro momento.

Agradezco:

a Regina que me contó del programa televisivo en cuestión. De la charla que tuvimos, de lo que discutimos y de lo que me quedé pensando de esa discusión se nutre este escrito

y a Leandro cuya lectura del texto y aporte posterior permitió la modificación sustancial del mismo.

federico

 

Madrugada del miércoles. La televisión repite su programación.

Repite y reproduce.

Siempre lo mismo.

No obstante siempre es inquietante.

Es decir voy a referirme nuevamente a los, equivocadísimamente llamados, medios de comunicación.

 

Formatos

Habría que empezar por decir que “los medios de comunicación” no comunican nada.

Imponen una visión recortada y tendenciosa de las diversas realidades sobre las hablan. Expresan un pensamiento.

La cuestión es que este pensamiento, particular, utiliza diferentes mecanismos que le sirven para establecerse como único, a la vez que excluye a los pensamientos distintos a él, negándolos.

Con lo cual los aparentes medios de comunicación son medios de imposición de una visión parcial que va a pretenderse absoluta.

La combinación de diferentes medios adquiere, entonces, entidad de mecanismo. Todo mecanismo, a su vez, tiene una forma externa, que en televisión suele adquirir formatos de programas, que se repiten, incansablemente:

competencias donde pueden ir todos, pero sólo quedará uno; competencias donde van algunos, pero sólo quedará uno; ficciones con jóvenes hermosos que no pueden amarse; ficciones con gente común que no pueden amarse; periodismo con paneles de gente común que opina; periodismo con panelistas especializados que opinan; futbol; películas; noticias; etc.

Formatos que se repiten.

Todo formato requiere una puesta en escena.

Formato Periodismo Serio: un espacio; los costados están cruzados por objetos geométricos de gran tamaño con los dos o tres colores que representan al canal de televisión; a lo lejos el nombre del programa en una de las paredes; mesa de formato irregular, de alguno de esos colores u otro combinado; en la cabecera un periodista, traje, habla, pregunta, serio, preocupado, con gesto de ser agudo en sus preguntas e inteligente -hasta podría parecer audaz-.

Este formato asegura seriedad.

La seriedad supone pensamiento crítico y objetividad.

 

Programa

En un canal de cable exclusivo de noticias, parte de uno de los monopolios de “medios” del país, encuentro un programa conducido por un periodista -con mesa y traje, obviamente - en donde el tema del día era “prioridades de la educación”.

El periodista/conductor tiene dos invitadas, licenciadas ambas, en psicología y psicopedagogía.

Primer hecho significativo: para hablar de la educación y la escuela no hay maestros. Ni siquiera algún licenciado/a en Ciencias de la Educación. Luego hablaran algunos padres y hasta un ministro de Educación.

Los maestros seguirán ausentes.

Esto es símbolo perfecto del cómo un pensamiento excluye otros. Que el programa ponga a hablar sobre educación a varias personas en relación con la escuela, pero a ninguna de las personas que, de alguna manera, son parte esencial de una escuela –chicas, chicos y docentes- es evidencia de la imposición de una forma de pensar que, insisto, excluye, otras.

Sigo con la descripción.

El desarrollo del intercambio de opiniones partía de la hipótesis de que la educación tiene graves problemas y la intención del programa consistía en señalar y describir causas y proponer soluciones.

Cada detalle del programa en cuestión merecería un análisis, pero sería excesivo.

Voy a detenerme solamente en dos cuestiones que me parecen altamente significativas y que, de alguna forma, podrían sernos de utilidad al momento de pensar cómo nos posicionamos como maestros ante lo que el año que empieza augura.

Primera cuestión:

a pesar del enunciado del tema del programa -“prioridades de la educación”-, el periodista y las invitadas todo el tiempo se referían a “Laescuela”, con frases como “el problema de “Laescuela” es…” o “lo que sucede es que “Laescuela” ha fracasado con respecto a…”. Voy a llamar a este recurso retórico, aparentemente banal, personificación de la institución.

Segunda cuestión:

ante la pregunta de cuál es el problema actual de “Laescuela” ambas licenciadas coincidieron en que el problema es la capacitación de los docentes. Una de ellas, un poco más específicamente, señalaba la falta, y necesidad, de capacitación de los docentes para trabajar con la diversidad.

Y un último detalle importante, estas dos cuestiones que señalo giraban en relación a la educación/escuela pública, en donde, aparentemente, la escuela privada se mostraba a salvo de estos problemas.

 

Una persona llamada “Laescuela”

En relación a la primera cuestión se establece una línea muy sutil.

¿Se puede hablar de educación sin hablar de la escuela?

Probablemente no.

Mucho menos en esta sociedad en donde el dispositivo-escuela es el poseedor del monopolio de la educación.

Pero cuando se personifica una institución empieza a suceder otra cosa.

Qué es esto de la personificación?

Llamo personificar a la operación retórica de referirse a, en este caso, una institución, como si fuese una persona (la retórica discursiva es una superficie, pero no es un hecho superficial, todo lo contrario, de alguna forma –y esto es lo que hay desentrañar muchas veces- el discurso es evidencia del pensamiento que comunica, y en este sentido es importante estar alertas).

Esta personificación va a implicar categorizar lo personificado de gozar de cierta autonomía, ya que son atributos de la persona la capacidad de actuar y la responsabilidad sobre sus actos.

Si digo: “Juan ha fracasado” o “Juan ha perdido tal capacidad” aparece la responsabilidad de Juan en el fracaso y en la perdida. Si digo “Juan no puede tal cosa” también aparece la responsabilidad de Juan sobre su no poder, implicando una razón, por la cual no puede, que está en relación con cosas que Juan a realizado, o no, para no poder hacer eso que no puede -que a juicio de quien se expresa tiene una valoración moral más o menos negativa-.

Teniendo en cuenta todo esto ¿es posible referirse a la institución escuela de la misma forma en la que nos referimos a una persona? Evidentemente no. Pero ¿por qué?

En primer lugar, una obviedad: una institución no es una persona.

En segundo lugar, otra obviedad, aunque velada: una institución como la escuela no es autónoma, su accionar depende de instituciones anteriores, políticas, legales y, hasta, jurídicas.

Por ejemplo, la escolarización primaria en nuestro país es obligatoria desde 1884. Obligatoriedad establecida a partir de la famosa ley 1420.

Haré uso de un recurso que puede parecer forzado: teniendo en cuenta la obligatoriedad de la educación puede decirse “la escuela es obligatoria”. Ahora bien, en el programa televisivo en cuestión se hubiera dicho “Laescuela obliga a los niños a aprender” (obviamente las licenciadas y el periodista no hubieran dicho esto ya que sería absurdo para el discurso de cierto progresismo que ostentan, sin embargo traspolando los dichos sobre la “Laescuela” se produciría esa afirmación que ronda el absurdo)

A riesgo de ser redundante digo, la escuela no obliga a nadie a asistir a ella, sino que existe una legislación, dentro de una organización institucional particular, que establece que esa obligatoriedad. Dentro de esa organización institucional el establecimiento de este tipo de leyes es lo que suele definirse como “política de educación”.

Si se personifica una institución –y en la retórica del programa en cuestión la institución escuela aparecía como una especie de señora apellidada “Laescuela”- lo que se está obviando es las características esenciales de la institución y la existencia de políticas de educación definidas por los poderes políticos de turno que son puestas en práctica por la institución. O, también, la ausencia de políticas. O la subordinación de las políticas educativas a las políticas económicas establecidas, etc.

Por lo tanto personificar una institución es erróneo

En realidad haría error si la tal personificación sucediera involuntariamente.

Si así no fuese estaríamos ante una evidente enunciación ideológica, más o menos explícita, que habrá que develar.

Cuando se dice “Laescuela no puede trabajar con la diversidad” o “Laescuela ha fracasado” sucede una operación retórica que, mediante la personificación de la institución, responsabiliza al ente en cuestión de lo que puede o no puede hacer, una especie de atomización de la situación y del análisis. Y a la vez se oculta la existencia de políticas de educación aplicadas en la institución, y sus hacedores, que en todo caso son las que han fracasado.

Este recurso retórico en las estrategias de guerra podría denominarse táctica de diversión: distraer la atención sobre algo, llamando la atención sobre otra cosa.

 

Acerca del fracaso y del éxito

¿Qué implica esto de “el fracaso”?

Nos encontramos nuevamente con una operación discursiva tendiente a la imposición de un pensamiento sobre otros. Esta operación coincide en el objetivo general de la imposición, pero parece tener un objetivo particular específico.

Si algo -medio o herramienta- fracasa, es decir, no cumple con los objetivos que lo implican, simplemente no sirve, podríamos pensar en miles de ejemplos.

¿Por qué entonces, estas panelistas y el periodista, los funcionarios de turno, etc. hablan de fracaso(s), en lugar de decir, simplemente, que la escuela no sirve?

Podríamos aventurar decir que existe un imaginario colectivo residual en donde “la escuela” resiste cierto prestigio, con respecto a ser el lugar donde se aprende (en realidad ese prestigio tiene que ver más con la posibilidad de aprendizaje, y, en tanto la escuela culturalmente tiene ese monopolio, se le traslada ese prestigio). Ir en contra de esto es, por el momento, una riesgo muy alto aún, que parecen no querer correr.

Hay quienes pensamos –es decir esgrimimos otro pensamiento- que la situación actual de la escuela en particular, y de la sociedad en general, no son fracasos, todo lo contrario, son el éxito de la aplicación de planes, principalmente económicos, que se extienden en el tiempo.

Por lo tanto la operación discursiva particular de hablar de “fracasos”, y no de “logros, tiene el objetivo de no identificar al que enuncia con los hacedores de aquellas políticas. De resguardarse en la pretensión de objetividad.

 

Un acuerdo superficial y un profundo desacuerdo

¿La institución escuela tiene problemas que no puede abordar con éxito?

Sí.

En esto podría acordar con las licenciadas.

Inclusive podría decir, aunque sería tema de otra discusión, que el problema de la escuela es la escuela misma en tanto institución (por lo tanto no estoy tratando de defender la institución, si no de demostrar lo perverso de algunos discursos y cómo se los instala en la sociedad, y cómo éstos allanan el terreno a políticas claramente reaccionarias).

Pero explicar los problemas de la escuela mediante una personificación de la institución es, por lo menos, un error, que esconde la política de educación puesta en práctica y sus hacedores.

El problema mayor de esta situación es que nos encontramos en una etapa de radicalización de las políticas neoliberales aplicadas a la educación, que pretende llegar a una privatización, total o parcial, de la escuela pública (esto, por supuesto, con matices, las escuelas públicas podrían no desaparecer, podrían transformase en espacios de contención social)

Pero aún existe una traba para estas políticas. Como mencionaba hace un momento, si mañana por la mañana se decretará que todas las escuelas públicas pasarían a ser privadas, probablemente mucha gente se opondría, ya que existe un resabio de prestigio de la misma –obviamente, muy mal tratado, y con todos los matices que pudiéramos asignarle a ese prestigio-.

Aquí es donde cobra importancia la acción de los “medios de comunicación” como una especie de difuso, ampliadísimo y disperso, pero, no por esto menos, efectivo, Ministerio de Propaganda. A la usanza de los Estados Totalitarios que poblaron el s.XX. Esos Estados solían poner en marchas sus Ministerios de Propaganda antes que sus ejércitos.

Aquellas prácticas se parece mucho a estas que relato.

Entiendo que no hubo error en el discurso del programa en cuestión, sino un ataque velado a la escuela pública. El velo de la seriedad. ¿Cómo no creer a dos licenciadas y a un periodista, de traje, serio? Y si en perspectiva tenemos maestros que (sólo) paran y no dan clases… no hay mucho que pensar.

Exactamente. Esa es la propuesta: que no haya que pensar.

Hay que apropiarse de un pensamiento.

Un último ejemplo. En un momento se habló de que “Laescuela” fue abandonando su tarea pedagógica, debido a tener que cumplir un rol asistencialista.

Claramente quedó en primer plano la acción de abandonar la tarea pedagógica, con la consecuente carga negativa del concepto de abandono.

Pregunto una obviedad ¿no existieron políticas económicas que empobrecieron enormes masas de personas? ¿no habrá habido alguien que decidió que la escuela se ocuparía de asistir el empobrecimiento creciente en las escuelas, por ejemplo mediante la instalación de comedores, sin importar cómo afectaba esto la tarea pedagógica? ¿ese alguien no habrá estado en algún puesto político de gobierno?

Luego de todo este despliegue discursivo de un pensamiento el mecanismo de imposición empieza su tarea de llegada a la sociedad: esta señora “Laescuela” abandonó su tarea principal, entonces habrá que hacer algo con ella, por ejemplo gestionarla con capitales privados, no?

 

Una culpa amable

La segunda cuestión que me importa exponer y cuestionar es la de puntualizar el problema en la (falta de) capacitación docente para tratar con las “nuevas” problemáticas que llegan a la escuela.

Las, ya no tan, nuevas gestiones de gobierno nacional y municipal en sus discursos de asunción se ocuparon de cuestionar a los maestros con frases como “yo me eduqué en una escuela donde había clase todos los días”, “donde los maestros sabían más que los alumnos” y cosas por el estilo.

La culpa del problema de la educación recaía sobre los maestros.

Una culpa mala: licencias, paros, ignorancia. Esto ya quedó establecido en el imaginario social. Ese es el contexto en el que se recorta, entre otras cosas, este programa de opinión que relato.

Pero para que no quede agujero, surge otra culpa, algo más amable: los docentes no están capacitados porque “Laescuela” tiene nuevos problemas, no es responsabilidad directa de los docentes no estar capacitados, pero, dicen, objetivamente no lo están. Deben modificarlo.

Dos cosas para decir.

En principio, nuevamente la responsabilidad de los problemas de la educación recae sobre los docentes. Nadie habla de políticas educativas, de sus hacedores, de vaciamientos presupuestarios, de establecimiento de leyes que suponen modificaciones, fracasadas en otros países, para las cuales no había estructura, de ministros, etc.

Este punto me parece fundamental: para los funcionarios de turno los docentes son responsables, aunque sería más correcto decir culpables, del fracaso de “Laescuela”. Y éste fue, y parece que seguirá siendo, el leiv motiv de las gestiones de gobierno y sus socios, de alguna manera que desconocemos, mediáticos.

Y el leiv motiv puede aparecer violentamente y acusarnos de “robarle más días a los chicos”, o lejanamente diciendo que necesitamos capacitación para tratar aquellas cosas que no sabemos tratar.

Es decir, o bien somos vagos o bien estúpidos.

De cualquiera de las dos formas somos culpables.

Y, como otra cara de la misma moneda, la subestimación. Sobre el final de la entrevista el periodista –traje y mesa- les pregunta a las licenciadas qué le pedirían o sugerirían al ministro de educación si lo tuvieran enfrente. La psicopedagoga insiste en la cuestión de la capacitación, en la creación de programas, cursos, etc. para capacitar a los docentes en trabajar con la diversidad.

Esta es la expresión de un pensamiento político ideológico que, como venimos diciendo, utiliza mecanismo distintos para imponerse como absoluto, anulando, ignorando, eludiendo, ninguneando, otros pensamientos sobre el punto en debate.

Con respecto a esto de la capacitación podría oponerse otra idea, otro pensamiento. La apuesta será pensar un cómo.

Necesitamos partir de suponer que 1) los docentes no son estúpidos y 2) la experiencia cuenta.

Por ejemplo este tema de la diversidad. La “diversidad” no llegó de un día para el otro. Es decir, hace muchos años -10, 15, 20,30 en muchos lugares- que hay maestros trabajando con la “diversidad”, con dudas, preguntas, haciendo lo que pueden o los que se le ocurre a uno, dos, muchos, pensando entre algunos, no sabiendo pero haciendo, a tientas, probablemente, pero con compromiso con su tarea, equivocándose, acertando, aprendiendo.

Con lo cual hay experiencia.

La idea, entonces, es simple, no hace faltan programas ni cursos (sin dejar de lado que muchas veces los docentes que dan esos cursos son contratados, precarizándoselos). Hay que generar espacios de encuentro entre docentes para compartir experiencias, ideas, entre los más jóvenes y quienes tiene más años en las escuelas. Obviamente algunas experiencias podrán ser progresivas y otras regresivas. El encuentro, el intercambio, la discusión, muy probablemente, harán primar aquellas sobre estas.

Es decir siempre hay mucho por aprender.

Pero podemos aprender entre nosotros. E inclusive esto podría transformar algunos de los problemas que nos encontramos en la escuela

De todas formas esto es lo que hacemos.

Quien hace invariablemente aprende sobre lo que hace.

Y eso que se aprende tiene la posibilidad de potenciarse en el intercambio solidario del encuentro entre comunes.

y ninguna de las dos cosas debe subestimarse.

 

La farsa de la comunicación

Los “medios” –de comunicación- son medios, un medio más en el mecanismo de imponer un pensamiento exclusivo en torno a la sociedad en general.

Con relación al tema escuela pública, educación, o cómo quiera llamársele, este pensamiento que se impone como único pretende que la escuela es responsable en sí misma de las problemáticas que la aquejan, excluyendo del debate políticas económicas y educativas. Y al mismo tiempo que los maestros son también responsables/culpables de los problemas de “Laescuela” (inclusive desde algún punto de vista estas dos “razones” guardan cierta contradicción lógica).

Estas dos explicaciones del pensamiento único, y las proposiciones que de ella se sigan, son el telón de fondo en el que se desenvuelve nuestra coyuntura.

¿Cómo arrancamos el telón y ponemos en evidencia la farsa? ¿cómo confrontamos la subestimación y la culpabilización? ¿cómo rompemos la imposición de un pensamiento único? ¿cómo rompemos la lógica de suponer que sólo puede/debe existir un pensamiento válido?

Y en definitiva ¿cómo hacemos aparecer nuestro pensamiento en la discusión sobre los temas que nos afectan? ¿cómo hacemos que nuestro pensamiento se transforme en acción transformadora?

Incipientemente, ante la aridez del conflicto, durante 2008 dimos respuesta tácita a alguna de estas preguntas.

Habrá que seguir preguntándonos.

Pensando otro pensamiento.

Y seguir dando respuesta.

 

federico mercado

m. curricular de educ. musical

enero 2009

Lo que no se ve no deja ver

Aquí va un texto escrito sobre algunas prácticas consecuentes de los medios de (des)comunicación, va con el aporte realizado por Leandro al mismo y una continuación a partir de esos aportes

federico

 

 

El Triángulo:

A partir de la realización de una charla sobre privatizaciones y privatización de la escuela pública creamos esta alegoría: nuestras políticas –y la de los países de nuestra región- son aplicadas por un Triángulo de Poder: el vértice que está más escondido –no tanto tampoco- es el que representan los Poderes Económicos Transnacionales, otro vértice son los Poderes políticos e institucionales locales y el último –aunque en realidad está adelante- son los medios formadores de masas, torpemente llamados medios de comunicación.

Los Medios son la vanguardia de este Triángulo, un ejército de ocupación eficiente como pocos.

 

Propaganda:

Pero a la vez los medios, pegados a los poderes económicos y políticos locales –por razones que sería largo de explicar aquí-, son parte de un entramado de control que adquiere carácter de Propaganda. Todo Poder necesita Propaganda.

Propaganda viene de propagar, es decir difundir una idea o noticia, con lo cual todo es propaganda. Sin embargo hay un tipo de propaganda que implica engaño, es la utilizada en tiempos de guerra. La Propaganda de Guerra es un mecanismo de engaño tendiente básicamente a engañar tanto sea para exagerar sobre las propias fuerzas o situación del país, como para generar en los ciudadanos un odio irreflexivo sobre el enemigo, que redunde en un apoyo incondicional, entre varias cuestiones más.

Entre sus métodos están tanto la mentira, como la retención de información, pasando por la utilización de verdades a medias para el engaño.

 

Anécdota I:

Un grupo de maestros realiza, como actividad en una jornada de paro, una clase pública en una esquina de uno de los barrios de su distrito, pasado el mediodía. A los pocos minutos de empezar a preparar todo se apersona un comisario a preguntar si necesitan algo, si van a cortar la calle, ante el comentario de que simplemente era usar la esquina para la clase pública se retira. Al rato llegaron un notero y un camarógrafo, en el micrófono de mano se podía ver un sol con rayos de colores, logo de uno de los monopolios mediáticos de nuestro país. Al suceder esto se dio una pequeña discusión entre compañeras y compañeros si había que hablar con el medio o no. Algún compañero ante la propuesta de no hablar replicó que “no podíamos ponérnoslos en contra”, otro señaló que “ya los tenemos en contra”, y así fue desarrollándose la breve pero contundente discusión.

Al final, en acuerdo tácito, entrevistaron a un par de compañeros, que, seguramente, fruto de la discusión fueron muy contundentes en sus palabras. La despedirse el notero avisó que la nota saldría en el noticiero de las 15hs.

La entrevista nunca salió, ni a las 15hs, ni a las 18hs, ni en los noticieros de la noche, ni nunca

Por qué? porque la línea editorial del monopolio en cuestión pasa por otro lado, por demostrar la pérdida de días de clase, por demostrar que los docentes no quieren trabajar, por reducir el conflicto a una puja “política” entre sectores nacionales y de la ciudad. Nada de eso dijeron los compañeros, describieron exactamente por dónde pasa el conflicto, por el vaciamiento y destrucción de la escuela pública. Por lo tanto era imposible hacerles decir otra cosa en la edición. Entonces simplemente se limitaron a no pasarlo. Lo cual es lógico.

 

 

 

 

La Máquina:

Pues bien ¿por qué no hablar con esta clase de medios? (o el ejemplo que fuese). Si uno dice su verdad y ésta es difundida, la ciudadanía luego confronta y saca sus conclusiones. Esto sería así si se tratara de difusión o simple propaganda.

Pero la orquestación de diferentes y variados elementos de difusión, la utilización de, como decíamos antes, mentiras flagrantes, verdades a medias y ocultamientos –más algunos otros elementos de distinto tipo- nos pone ante la evidencia de estar ante una máquina de Propaganda de Guerra.

Máquina porque cada elemento por separado no significa nada, y en sí mismo puede no dañar o mentir, pero ese elemento dentro del mecanismo de una propaganda con característica de propaganda de guerra siempre se nos volverá en contra. Con la terrible paradoja que estaremos siendo parte de nuestro perjuicio.

 

Conexión:

Está Máquina es tan grande que no se ve, no vemos sobre todo la conexión entre los elementos, ni pensamos en cómo tal cosa puede conectarse con aquella otra, sin embargo propongamos un ejercicio: pensemos en las “novedades” de la gestión en uso del Poder en la ciudad de bs as, tomemos

-         cualquier editorial de la revista –mensual, cabe aclarar- que el ministerio de educación edita y que firma el ministro en gestión

-         el “concurso” “El Sarmiento de mi escuela”

-         cualquier conferencia de prensa o entrevista a los funcionarios

-         las variadas instancias de “regalos” a docentes y niños (bolsos, libros, etc)

-         la creación de subsecretarías como “inclusión escolar”

y por último

-         el flamante programa de televisión del canal de la ciudad “haciendo escuela” que se trata de un periodista que recorre escuelas (en el móvil “D F Sarmiento”) entrevistando docentes y alumnos

¿hay conexión? ¿encontramos algo sobre lo cual condenar alguna de estas “novedades”? más bien podríamos decir que no –no nosotros, sino la ciudadanía que consume los medios- ¿qué tiene de malo que el gobierno le regale a cada niña y niño un libro? ¿no está bueno el programa de televisión, no es ameno, divertido, los docentes y alumnos no cuentan lo que hacen y qué bien que se sienten allí? ¿quién se opondría a la “inclusión escolar? ¿las editoriales no hablan siempre de “diálogo”, de “sueños”, de “cambios”, de “crecer”, de “libertad”? ¿y qué tiene de malo que cada docente pueda retirar gratis un bolso?

Sí hay conexión, la conexión es el mecanismo de la Máquina. La Máquina de Propaganda no se ve, ya que no se ve la conexión entre estos elementos, pero está y parte de su función es no dejar ver lo que hay detrás de ella. Cada ejemplo tiene su exacta contraparte: por cada libro regalado hay una baja en la calidad de la comida de los mismos niños que reciben el libro o la quita de la distribución de lápices y cuadernos; por cada palabra bonita en una editorial como “diálogo” hay una línea policíaca bajada por medio de circular, memo, o entrevista por medios gráficos o televisivos, por cada palabra en “defensa del rol de los maestros” hay un decreto que consigna que “el personal comprendido en el presente decreto será designado en carácter transitorio, carecerá de estabilidad y su cese podrá disponerse sin expresión de causa” (decreto 1.121 sobre Inclusión Escolar)... y así podríamos seguir.

Paradójicamente aquello que no se ve es lo que impide ver.

 

 

 

Anécdotas II:

Una asamblea de maestros realiza una actividad de difusión, de propaganda en una plaza del barrio de su distrito, todos los sábados desde antes del mediodía hasta después entregan volantes contando las razones del conflicto y charlan con la gente. Allí chocan con el sentido común de los que se detienen a discutir. Ese sentido común está moldeado, de modo impresionante, por los medios. Lo que establecen los medios, y los funcionarios de turno a través de éstos, se toma como una verdad incuestionable.

Varias cosas sorprenden, por su instalación en el imaginario ciudadano (que viene de hace tiempo): la culpabilización de la pobreza “el que vive en la villa no quiere estar mejor, si se va a una casa mejor, al tiempo vuelve a la villa” “no quieren trabajar” “el que es pobre es pobre porque quiere”, de estos “argumentos” surge una intolerancia hacia “esa” pobreza, sin embargo el que cuestiona esto es tolerante con el corrupto que está en la intendencia de su barrio, va y le pide cosas, y cuando el funcionario no hace nada o lo traiciona no lo culpabiliza y tal vez lo siga votando; el nivel bajo la constante referencia a que si hay alguien que está peor el que está un poco mejor, que ése que está peor, no tiene que quejarse, hay que aguantarse, y así tal vez todo se solucione, un señor, orgulloso, dice que su hija es maestra en una escuela privada, que hace 4 meses que no le pagan, y que ella nunca dejo a sus alumnos sin clases, para ese señor, entonces, hacer paro para reclamar por más salario es una barbaridad, obviamente si el nivel es permitir que alguien trabaje sin que se le pague, aquel que cobra y encima pide más está desubicado.

Y sobre todo, en general, todos saben poco o nada sobre lo que opinan. Esa maldita costumbre de opinar sobre lo que no se sabe, utilizando las “noticias” como “argumentos”

 

Lo que sigue:

El año va terminando y es probable que los paros como medidas de fuerza hayan perdido, justamente, fuerza –por distintas razones-. Pero el conflicto no se termina. Ni la fuerza de la organización de muchos maestros ha mermado, todo lo contrario, ha ido creciendo –mal que les pese a muchos-

Será el tiempo de inventar nuevas medidas de fuerza, de protesta, de denuncia, de encuentro, de construcción.

Y también de usar viejas herramientas de lucha.

A la Máquina de Propaganda, y sus múltiples modos de aparecer, hay que boicotearla, sin tregua: a las editoriales hay que confrontarlas con los hechos que cotidianamente vemos que contradicen, a los bolsos no hay que buscarlos ni usarlos, al flamante programa de televisión no hay que dejarlo entrar en nuestras escuelas o hay que denunciar la situación real de las mismas (aunque con esto se corre el riesgo de que no se pase), no hay que dar entrevistas a la revista editada por el ministerio, simplemente porque son parte de un mecanismo que está destruyendo nuestros derechos: el derecho a aprender y a enseñar dignamente.

 

 

La Máquina es un monstruo de cientos de brazos, con unos pretende acariciarnos o abrazarnos, con otros prepara las herramientas para encerrarnos, doblegarnos, engañarnos, someternos, o lo que corresponda, según el caso.

Y como es un mecanismo monstruoso, no descansa.

 

 

f. mercado

m. curricular de educ. musical


Compañeras:
 
Recomiendo leer el artículo de Fede. Yo me permití desde la camaradería que nos reune en esta aventura, que pasa por fondas, bares, plazas y escuelas, hacer unos aportes, que no discuten el fondo, solo es make up (se escribirá asi maquillaje, dificil ya lo se, otra vez error).
Tal vez, no se si las únicas ideas que sean válidas sean las construidas colectivamente, de lo que estoy seguro, es que las ideas más potentes, son las compartidas por los millones.
Vamos a lo que...
 

Algunos aportes críticos al trabajo de Fede.

Con respecto al tríangulo.

Aunque estoy de acuerdo con la caracterizació n geométrica, dicho cuerpo, no incluye a los millones (aunque luego, si, son incluídos). Debemos generar otro cuerpo que los incluya en el análisis

Acuerdo con los brazos encargados de las caricias y los azotes. Pero Gramsci, escribé en algún lado, creo ya en la cárcel, que el límite de la hegemonía es la cruda realidad. Y ahí, justo ahí, podemos trabar con otra cosa de él, cuando describe a los seres humanos como filosofos, y en los ejemplos que utiliza menciona el lenguaje, la religión popular y el sentido común y el núcleo de buen sentido.

Jamás el pueblo recita sólo el sentido común, en todas las intervenciones, también puede aflorar el núcleo de buen sentido, yo te he escuchado a vos debatir con los ciudadanos, y la búsqueda por instalarle la pregunta, te aseguro, que esa pregunta, logra abrir fisuras en el sentido común, que ya de por si, se lo caracteriza por no ser un todo coherente, y en esa debilidad, radica nuestra potencialidad, cómo intelectuales que pretenden ser orgánicos, estar instalados en el sentir del pueblo. Y la gran macana, es que muchos de nuestros intelectuales, no se han asumido como tales, dejándose llevar por el loco caballo interno de su sentido común, que los hace acredores de las más horrendas frases y acciones, pero también les cabe, lo dicho anteriormente. El problema se acrecienta cuando muchos otros compañeros se han asumido ya como intelectuales orgánicos de las clases dominantes, en cualquiera de los vértices del triángulo.

Sobre la cuestión de la propaganda, yo le incluiría que la misma no se da cómo unidireccional, y sin generación de conflictos. No alcanzo a plasmar lo que pienso, y las letras no me ayudan. A ver, la propaganda de guerra no impacta sobre fríos blancos fijos, impacta sobre seres pensantes, que en potencia, son filosofos. Lo que no obsta, para que los dardos lanzados, las más de las veces contengan gases paralizantes, o de la mentira y el engaño.

La máquina.

Toda máquina es creada por humanos en determinados tiempos históricos, será nuestra responsabilidad desentrañarlos (me refiero a los tiempos históricos, y sus para qué), para desactivar sus argumentos, basandonos otra vez en la pregunta. Cada lanzada de la máquina sería imposible desarticular, pero tal vez nos sea más fácil, ir contra la matriz de la misma, es decir, cómo si cada acción maquinal, respondiera a una estructura general que las modela.

 

 

La conexión.

Acá si, se establecen elementos de combate, que a primera vista parecerán ser efectivos, será cuestión de explorarlos, yo le correría al documento, la idea de la falta de grietas, en dos sentidos, el uno que sus ataques responden a cuestiones históricas, y allí, nosotros, el pueblo, no es un convidado de piedra a la fiesta, y esa condición, hace que sus movidas siempre tengan que enfrentarse con la dura realidad. Y la otra es que cómo son una máquina cultural, a ella le son inherentes las contradicciones humanas, y ese es otro elemento, que les complica la unidireccionalidad.

Anecdotas II.

Allí encontramos una buena muestra de elementos del sentido común, es verdad, lo que no despuntamos ahí, es que núcleos de buen sentido pueden contener, o hacer surgir, mediante la pregunta. Cómo si en esas discusiones callejeras, jamás pudieramos saber con certeza, si pudimos dejar preguntas a esas cabezas que suenan tan afiatadas en sus argumentos.

Y en "Lo que sigue..." Nada tengo que agregar, comparto todo, rebeldía que cura el alma, rebeldía para soñar un todos juntos viviendo, rebeldía para decir NO, en fin, es en el quilombito en que andamos metidos. Fraternalmente, "pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad". Salud!

 

Hoy en la actividad de la plaza, fede y ale, me dijeron que algunas cosas de las que escribí, criticando el trabajo de fede no se entendía.
Así que escribí, algo, haber si resulta mejor. Ojalá. Ahi va. buenos abrazos de fin de semana. Hoy por suerte agónicamente, inmerecidamente, el rojo gano, con un disparo terrible, veanlo en futbol de primera, (cómo nos traiciona la máquina que en algún sentido siempre volvemos a ella), ahora si, vamos al trabajo.

Aclaraciones al segundo párrafo que no se entiende, sobre lo escrito después de leer el trabajo, "lo que no se ve, no deja ver" de Federico.

A continuación transcribo el párrafo:

Aunque estoy de acuerdo con la caracterizació n geométrica, dicho cuerpo, no incluye a los millones (aunque luego, si, son incluídos). Debemos generar otro cuerpo que los incluya en el análisis

Acuerdo con los brazos encargados de las caricias y los azotes. Pero Gramsci, escribé en algún lado, creo ya en la cárcel, que el límite de la hegemonía es la cruda realidad. Y ahí, justo ahí, podemos trabar con otra cosa de él, cuando describe a los seres humanos como filosofos, y en los ejemplos que utiliza menciona el lenguaje, la religión popular y el sentido común y el núcleo de buen sentido.

Bien, cómo decía lo que escribí está producido por Antonio Gramsci, comunista italiano, que produjo un gran herramental teórico, que nutrió de renovados bríos a la obra de Marx, lastimosamente, nadie de Europa, ni su propio partido, lo leyeron a su debido tiempo, solo lo retomaron en principio, cómo un héroe de la lucha contra el fascismo, ya que pasó su último cuarto de vida en prisión, donde produjo los más rico de su teoría. Y en América lo conocimos a fines de los ’60.

Gramsci plantea que todos los seres humanos somos filosofos, aunque no cumplamos dicha función social, es decir, no trabajemos de tales.

Vamos por partes, ¿en que sentido todos los seres humanos son filosofos? Pasamos a los argumentos:

1.       La filosofía se haya contenida en primer lugar en el lenguaje, cómo conjunto de nociones y conceptos determinados, y no solo de palabras vacias de contenido.

  1. En el sentido común y en el buen sentido.
  2. En la religión popular.
  3. En todo el sistema de creencias, supersticiones, opiniones y maneras de ver y de obrar que se manifiestan en lo que llamamos generalmente folklore.

Después de esta enumeración, vemos que en el lenguaje se encuentra una determinada concepción del mundo.

Pero no todo es sencillo, dichas concepciones del mundo, en el pueblo son disgregadas, quiero decir, pueden contener elementos de muy distintas y variadas escuelas filosóficas. Y aquí entra la historia, todos nosotros estamos cuando nacemos sometidos a un gran entramado de culturas o formas de ver el mundo, y allí entramos, sin pagar nada, por el solo hecho de nacer.

Esta situación irá conformando en nosotros nuestro pensamiento, pero repito, el mismo no será orgánico, en el sentido de un pensamiento que puede defender todo su sistema de creencias y que sabe perfectamente de que núcleos históricos se generó, y aun más, poder seguir elaborandolo, e intentando que muchos otros compartan, nuestra visión del mundo.

Pero la mayoría de nosotros, vivimos eternamente en filosofías prestadas, no orgánicas. Para dar ese paso, Gramsci plantea que hay que empezar a realizar una crítica que se instala sobre todo, en el núcleo de buen sentido, que sería el opuesto al sentido común. Yo antes hablaba que toda la producción intelectual de los medios de comunicación tenía el límite infranqueable de la dura realidad. Ejemplifico, a mí me pueden haber dicho, día tras día, que mejor no ser rico, porque ellos siempre al final, por querer tanto al dinero se quedan solos, y nosotros los pobres, aunque pobres de todo, somos ricos en amores y amistades, que al final, eso es lo que cuenta para llevarse a la chacarita, o a flores sur. Bien me dijieron eso, hasta el cansancio. Pero he visto infinidad de veces que los ricos tienen una vida mejor, entonces lo aprendido, choca contra la dura realidad vivida, y justo ahí, anida el núcleo de buen sentido, generando dudas y preguntas al sentido común.

Y ahí, justo ahí, es que debemos operar nosotros, y para saber cómo hacerlo, es fundamental hablar infatigablemente con todos los ciudadanos que podamos, para justamente aprender, cómo está conformado el sentido común y cuales son los puntos de quiebre donde aflora el buen sentido.

Me gustaría transcribirles una cita de Gramsci, plagada de hermosura, ojalá la disfruten y más ojalá, que ahora haya aclarado las cosas, va la cita:

(...) Significa también, por consiguiente, criticar toda la filosofía existente hasta ahora, en la medida en que ha dejado estratificaciones consolidadas en la filosofía popular. El comienzo de la elaboración crítica es la conciencia de lo que realmente uno es, es decir, un "conócete a ti mismo" como producto del proceso histórico desarrollado hasta ahora y que ha dejado en ti una infinidad de huellas recibidas sin beneficio de inventario. Es preciso efectuar, inicialmente, ese inventario".

Pag. 8. El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce. Nueva Visión.

 

vuelvo a la escritura...

e intento unas fundamentaciones...

 

Escribir

Escribir me permite desarrollar una idea que, en general –por no decir siempre- al inicio del texto no es tal, es una simple noción, de mayor o menor vaguedad, producto de las impresiones que dejan las actividades o situaciones que nos suceden. Con suerte –mucha- y tiempo, al final de la escritura aparece una idea. Y tiene la ventaja de estar plasmada.

Discusión

La idea aparecida –insisto, con mucha suerte y no poco esfuerzo- va a permitir la discusión, en el sentido de confrontar la idea propia con las demás. Siempre en la inteligencia de que la discusión debe buscar encontrar en la suma de las ideas de cada quien una novedad que permita, por lo menos, pensar la cosa en cuestión –tarea, política, fin colectivo- y llegar a la consecución de un objetivo común. Sin olvidar que la discusión no es pelea, ni imposición de la propia idea por sobre las demás, es decir, no se trata de vencer o convencer sino de construir en conjunto. De aquí el comentario sobre la validez de las ideas construidas entre todos, no en detrimento de las que cada uno pueda hacer aparecer individualmente. Una tarea colectiva requiere ideas colectivas, de allí que sean las únicas válidas, en relación con la tarea colectiva.

Vías de discusión

Y, curiosamente, hay varias vías de discusión, cada una con sus particularidades. El encuentro -en asamblea, bar, reunión, asado o empanadas de por medio- permite un tipo de discusión de riquezas particulares, fomentable e inclusive indispensable en nuestra coyuntura, ya que permite empezar a ver al otro como tal, y no como un enemigo en potencia, como los paradigmas contemporáneos proponen. Pero también esta discusión virtual tiene sus particularidades y potencialidades que no hay que despreciar. Sus características son muy distintas a la del encuentro real, lo cual no implica que sean necesariamente negativas o que no implique pensar o discutir. Creo que la clave es no reclamarle a una lo que puede la otra.

Por esto, insisto...

Y acá van algunos comentarios a los aportes de Leandro...

I – a partir de la 1º respuesta

sobre el triángulo

tal cual como dice Leandro la caracterización geométrica excluye a los millones –a la vez que reclama una que los contenga-, que luego aparecen. Creo que esto se debe a lo siguiente: considero al triángulo una cosa en sí misma exterior a los millones, que se impone a éstos para someterlos y dominarlos, por lo tanto esta caracterización implica dar cuenta de esa exterioridad del triángulo al cuerpo social. Por otra parte la aparición posterior de los millones obedece a estar analizando la situación en la cual la máquina opera sobre mujeres y hombres, niñas y niños.

Señalo esto en la relectura de mi texto y creo que esto es lo que pasa. A la vez creo que sería posible una categorización nueva desde otro enfoque, que queda abierta.

sobre la unidireccionalidad

Creo que la más potente crítica al texto es lo referido a la unidireccionalidad de la propuesta de análisis. Mi escrito, como acertadamente critica Leandro, demuestra la no existencia de grietas, ya sea en el accionar de la propaganda y en el accionar de la máquina sobre nosotros o en la construcción o materialidad del sentido común. En este aspecto “lo que no se ve...” peca de hacer un recorte estático de la situación, casi –o sin casi- de cierto determinismo. Pues bien, esto es un error. Creo, firmemente, en la capacidad de transformación de la acción, y descreo y combato todo determinismo. De aquí que allí donde el escrito se vuelve estático en este sentido, cabe incluirle el apartado sobre conexión que hace Leandro: “Acá si, se establecen elementos de combate, que a primera vista parecerán ser efectivos, será cuestión de explorarlos, yo le correría al documento, la idea de la falta de grietas, en dos sentidos, el uno que sus ataques responden a cuestiones históricas, y allí, nosotros, el pueblo, no es un convidado de piedra a la fiesta, y esa condición, hace que sus movidas siempre tengan que enfrentarse con la dura realidad. Y la otra es que como son una máquina cultural, a ella le son inherentes las contradicciones humanas, y ese es otro elemento, que les complica la unidireccionalidad.” (el subrayado es mío)

sobre la máquina

Sí discutiría lo siguiente: “... cada lanzada de la máquina sería imposible desarticular, pero tal vez nos sea más fácil, ir contra la matriz de la misma, es decir, cómo si cada acción maquinal, respondiera a una estructura general que las modela.”. Daría una vuelta a esta proposición. Para mi no se trata de ir contra la matriz, ya que no creo que sea más fácil, sino que es exactamente igual. Pero sí pensar que la máquina tiene una estructura general que la modela, y que de allí adquiere las materializaciones eventuales, nos posibilitaría evitar confusiones. Pensar la matriz nos haría descubrirla allí donde menos la esperamos –también, y sobre todo, en nuestros propios actos-. Y además esta atención sobre lo que produce a la máquina y los mecanismos que ésta genera, nos daría la posibilidad de proponer acciones e ideas fuera de estas lógicas y a la vez no cooptables o asibles para el Poder y sus máquinas. Aquí es donde hago la proposición de lo activo y lo reactivo. En lo activo hay invención, en lo reactivo hay reproducción. A modo de ejemplos la actividad de los sábados en la plaza es altamente activa, no es en contra de nada, aunque sea en oposición a una política.

 

II – a partir de la 2º respuesta

sobre el sentido común y el buen sentido (una de cal)

Idea potentísima. Cito entonces: “... entonces lo aprendido, choca contra la dura realidad vivida, y justo ahí, anida el núcleo de buen sentido, generando dudas y preguntas al sentido común. Y ahí, justo ahí, es que debemos operar nosotros, y para saber cómo hacerlo, es fundamental hablar infatigablemente con todos los ciudadanos que podamos, para justamente aprender, cómo está conformado el sentido común y cuales son los puntos de quiebre donde aflora el buen sentido.” (los subrayados son míos). Retomo y desarrollo la cuestión del operar sobre el choque de lo aprendido con la dura realidad. Aquí sobre todo se vuelve imprescindible la cuestión de la invención, inventar posibilidades distintas de cuestionar al sentido común, nuevamente la actividad de la plaza cabe como buen ejemplo, y a futuro la idea de los talleres también, con el plus de cuestionarnos nosotros mismos nuestro común sentido.

Insisto en esta cuestión de ser cuidadosos en el planteo de las acciones como si exclusivamente estuviéramos tratando de exportar un saber (aquí entra medio mezclado, y con el riesgo de no desarrollar mucho, la cuestión de los intelectuales, o de considerarnos intelectuales, idea con la que no acuerdo, y que creo que sería otra cuestión para discutir), con el riesgo que esto conlleva de pensar al saber como un todo cerrado que sólo es posible aprehenderlo si alguien nos lo da. El saber es una construcción, y nos encontramos en ella –en el doble sentido de estar inmersos en la construcción y en el de al realizarla encontrarnos con otros allí-. Volviendo a la cuestión de los intelectuales, tal vez tenga muy pegada la noción de que un intelectual es aquel que piensa la realidad fuera de la realidad y que luego da, a quienes si están en ella, las ideas para que accionen a partir de ellas. Digo, estamos constantemente realizando una tarea intelectual al pensar(nos) la realidad, para seguir avanzando y creando, lo cual no nos lleva a “ser” intelectuales, porque justamente no estamos afuera de nada, todo lo contrario.

doble enlace o doble vínculo (y una de arena)

Ahora bien, volviendo al ejemplo de Leandro (el del los mensajes recibidos sobre ser rico o pobre). Ahí surge un punto interesante para pensar. Cuando no sucede que la dura realidad cuestiona el sentido común y posibilita la aparición del buen sentido, sucede otra cosa? Hay un muy interesante concepto que inaugura Gregory Bateson, que es el de double bind. Aunque Bateson propone este concepto en relación a los trastornos psicológicos, otros después relevaron el concepto para extenderlo a una función normal de la persona. El doble constreñimiento o atadura es aquella por la cual un individuo ante una situación particular debe responder por igual a dos mandatos contradictorios entre sí (“La víctima del doble vínculo recibe órdenes contradictorias o mensajes emocionales en diferentes niveles de comunicación (por ejemplo, el amor es expresado por medio de palabras y el odio o desprecio por medio de comportamientos no verbales; o un niño es alentado a hablar libremente, pero es criticado o silenciado siempre que lo hace”[1]). Esta situación de doble atadura nos violenta, ya que somos tironeados por dos fuerzas iguales. En el plano del trastorno psicológico se llega a la esquizofrenia, extendido el concepto a la cotidianeidad nos enfrenta a situaciones paradojales en las cuales terminamos negando la paradoja o contradicción. Un ejemplo de esto puede ser el de la “legalidad democrática”, mientras nos vemos atados a respetarla, vemos como quienes más deberían hacerlo son quienes primero la quiebran. O bien cuando una maestra o maestro se encuentra ante un grupo de más de 30 chicos, con problemas de violencia, y se encuentra en la paradoja de saber que no puede dar clase y a la vez responder al mandato del docente que es, justamente, dar clase. Qué nos sucede ante este doble tironeo? Qué se puede hacer?

No mucho. O todo. Depende de dónde elijamos pararnos.

No voy a cerrar pesimistamente como en el escrito anterior, por esto digo, si elegimos pararnos en un lugar –como sitio- común en donde nos encontremos con los otros que somos nosotros también y pensamos, discutimos e inventamos, las grietas comienzan a ser más visibles y con ello la posibilidad de cambio.

Y esta, creo, es nuestra tarea.

 

No quiero terminar sin agradecer (aunque esta no es la palabra correcta, pero se entiende la idea) sincera y profundamente el aporte de Leandro

Y hago extensivo el agradecimiento a los que leyeron hasta aquí, más las disculpas si fuera necesario, con relación a la inteligibilidad o claridad del texto

Los saludo con un abrazo

f.